martes, 31 de enero de 2012


LOS PASAJEROS DEL ZEPPELIN DE PLOMO
El comienzo de su producción discográfica desde otro punto de vista

Por Pocho Sabogal
Los fanáticos de Led Zep tienen razón, no hay nada mejor. Es decir hay cosas mejores pero ninguna banda tiene 4 discos intachables seguidos en solo 2 años. La razón de su supremacía y la testarudez de sus fanáticos puede empezar a pensarse por el contrato discográfico que le dieron. Atlantic Records les dio el avance más grande a una banda que se acababa de formar.

Con los Beatles encerrados en los estudios y viajando conociendo quien y lo que quisieran, Londres era un territorio sin dueño, un campo minado de pequeñas bandas que se querían hacer oír y todos querían ocupar el trono. Tras la fiebre consumista del swingin’ London de 1966, la copa mundial y la crisis económica, el rock era la medicina a la moda. La ecuación que tomaron los Zep contra el molde de fab four del pop era el power trio de Cream y la Hendrix Experience: la solidez genérica y la camaradería entre músicos.
La cosecha de un nuevo estilo denominado Psicodelia que surgió durante el llamado verano del amor de 1967 giró el foco hacia la importancia de la improvisación, la profundidad del sonido (ecos, delays, feedbacks, wah-wah). La psicodelia alisó el terreno suave y simpático que querían los programas de televisión, las radios y los intendentes municipales del rock-pop para volverlo algo verdaderamente en contra del system thinking. La psicodelia canta sobre una nueva sensibilidad en vez de cantar sobre el exceso de la anterior.

Led Zeppelin llegó después de este trip lisérgico para el fin de la primera década del rock. Llegó en el momento justo, corrió la cortina del primer acto con dos discos en un año (Enero y Octubre de 1969 [1]) y abrió la segunda década.

La libertad artística del contrato permitía a los Zep no tener que sacar singles (aunque los convencieron alguna que otra vez) y elegir el arte de sus discos. La tapa del primer disco es mítica: El zeppelín cargado de blues que cruzó el Atlántico revienta a orillas del Támesis y los jóvenes se apuran por recoger los restos aún en llamas. El zeppelín que quizá representa la ligereza de la fama tan anhelada por los jóvenes, una fama que los libertara de una sexualidad burguesa, inflados por helio para mantenerse a flote frágilmente con sus costados permeables a cualquier ínfimo dardo. Si el rock iba a sobrevivir necesitaba un nuevo transporte. De los restos y los excesos de la primer década renacerá una nueva música que llevaría a los Zep 6 años después de rejuntar partes incendiadas de un Zeppelin a viajar en el lujoso Boeing 707 Strarship por todo Estados Unidos (1975 US Tour).

La producción de los discos de la banda inglesa tenía la ventaja de venir desde adentro y no desde afuera. Jimmy Page los producía, encargándose también del arte de tapa y el contenido interior. Eligió ingenieros con experiencia, por ejemplo Eddie Kramer, el gran ingeniero detrás de la grabación de los discos de Hendrix y responsable de grabar el Vivo del festival de Woodstock de 1969.




¿De dónde sacó la plata Atlantic? La sacó de Warner Bros que en 1967 adquirió Atlantic,  luego en 1970 con el éxito de la distribución del documental Woodstock (50 millones, la sexta película más rentable de ese año) adquiriría entre otras cosas, el sello Elektra que tenía  por ejemplo The Doors.
Atlantic era tradicionalmente un sello de jazz, R & B (Ray Charles por ejemplo) y soul afro americano, un sello discográfico que hizo crecer al pequeño sello Stax de Memphis a partir de una alianza duradera de 8 años. Stax tenía a Otis Redding su fuerte (hasta su muerte en 1967) en competencia contra el sello Motown de Detroit que también peleaba el mismo género.
Atlantic entró al rock contratando a Led Zeppelin y Yes, dos colosos de la música instrumental, la voz aguda y desgarradora (R. Plant) o aguda y dulce (J. Anderson), el viento folk y el virtuosismo.

¿Por qué nos detenemos en las discográficas?
Porque a partir de 1970 hasta los 2000 [2], por poner una fecha convencional, las discográficas empezarían a tener mucho control sobre lo que en la década de los 60’ era un nuevo género: el rock blanco. El atolondrado régimen de sacar singles constantemente y aparecer en la radio de los 60’ se dejaría un poco de lado para concentrarse en las giras, el disco como enteridad y concepto, la crítica de rock (los mejores años del periodismo de rock como se ven retratados en la película Almoust Famous) y los excesos.
A mi me gusta pensar que justamente los años 1969-1971 fueron de los mejores musicalmente. Los conciertos en vivo muestran la desestructura del blues sin dejar de serlo pero por ejemplo los acordes no se marcan tan rígidamente, el bajo suele moverse por distintos lados, los músicos suelen hacerse señas para volver al estribillo, la batería esta liberada a su talento y su voluntad y pasa al frente el ritmo junto con las letras de los cantantes que por un lado no pueden olvidar su herencia, desde Bob Dylan hasta Lennon pero que por otro lado tienen mucho camino por delante y lo saben.
En especial puedo remarcar el concierto de los Who en la isla de Wight de 1970 que refleja musicalmente lo que trato de decir. Recalco esto disco de los Who parecido a vivo en Leeds pero para mí hay ciertas diferencias y lo remarco por que esta banda suele ser olvidada cuando solamente se escuchan sus discos de estudio donde claramente no hay ni la mitad de la potencia que tienen en vivo.

Conclusión
Es importante pensar que detrás de los músicos la maquinaria para bien o para mal ayudaba a crear un marco, un contexto y mucha de la suerte de varias bandas dependió de malos arreglos económicos, la llegada tarde de un agente a un recital donde justo había terminado el mejor tema de la banda, un arresto por drogas o deportación por que hubiese un miembro más joven (…George Harrison) o de otro país. Creo que la calidad siempre sobrevive al tiempo pero a veces hay que esperar mucho, ya como artista ya como espectador.

En 1980 el zeppelín terminó su viaje y dos músicos de dos bandas que marcaron una los 60’ y otra, quizás en menor medida pero sin lugar a dudas una de las más influyentes, los 70’ partieron.

John Lennon 8 de Diciembre 1980
John Bonham 25 de Septiembre 1980.


[1] Black Sabbath hizo lo mismo en 1970 con Black Sabbath en Febrero y Paranoid en Septiembre. Muy recomendable escuchar las producciones de Sabbath, Deep Purple y Zep paralelamente.
[2] Descontando esos 2 o 3 años gloriosos de romanticismo rebelde Punk. Donde se formaban bandas a la mañana y al día siguiente cesaban de existir, donde el rock volvió a brillar en tachas, a saltar en botas de cuero y abrazar la noche negra y la madrugada azul.

jueves, 26 de enero de 2012


FANKY



Por Pocho Sabogal
Una vez escuché “Pena” en vez de “Perra” en la canción de Viejas Locas. En vez de “siempre fuiste una gran perra mi amor” escuché:

“Siempre fuiste una gran pena de amor”.

Supongo que fue porque hay algo en la voz del Pity desgarradora del blues y eso me llevó a ver en la historia de amor y desamor de la canción “Perra” ese cambio de palabra.

Quizás puede ser como la “pena” en el tango “Mi Buenos Aires querido” de Alfredo Le Pera inmortalizada por Gardel:

“Cuando yo te vuelva a ver/ No habrá más penas ni olvido”

La vuelta a la ciudad y la presencia constante del recuerdo donde vivía aquella “pebeta luminosa como un sol”.



Gardel le canta a ese recuerdo nostálgico del pasado que vivió y ahora siente el peso del tiempo y los años.
Pity en cambio, canta para poder dejar atrás ese tiempo pasado, dejar de pensar en esos años donde ella era “la más…”   ¿linda? ¿amada?

Ya que ella es ahora y para siempre: una perra.

jueves, 19 de enero de 2012


JUSTICIA

Por Pocho Sabogal
Hablemos del primer disco…

El dúo francés después de relatar su versión del Genesis con una dinámica Straussiana (cf. 2001 odisea al espacio) un tanto gótico y minimalista, dedicándose quizás a toda la creación bacteriana, la evolución de los anfibios en terrestres y estos en aves (2’ 20”) con la posterior bailanta de los animales, claro no estaban los humanos para arruinar la fiesta. El primer tema de este primer disco termina con un piano sampleado de textura clásica, imponiendo una progresión de acordes que abre el espectro hasta volver al minimalismo. Esta apertura y cierre de información actúa de manera genial, momentos de tensión, donde suceden muchas cosas o momentos de distensión donde podemos concentrarnos más en los sonidos y en las cañerías.

Los franceses agregan más luz a esta creación a este despertar de un mundo en pleno siglo XXI, va naciendo el primer animal grande, y escuchamos parir a la madre entre hi hats, lloros y una pequeña melodía íntima que se le canta a su hijo. Queda la madre sola cantando (2’ 13”) y el minimalismo vuelve a enraizarse en los sonidos que luego se mantienen a lo largo de todo el disco, los moogs gruesos, los bajos slap, los bombos ultra-choque sin reverb y el silencio vertiginoso que dura casi siempre 1 segundo o menos. En el 3’ 34” responde el bebé recién traído al mundo.  Su respuesta es alegre y es el perfecto puente para el hit con el cual Justice llegó a las masas: D.A.N.C.E.

Lo bíblico termina con el track 4 (aunque recordemos que el disco tiene 12 temas… 12 padres fundadores de las 12 tribus). Ya pasaron los 7 días, el baile celebratorio y todavía no llegaron los mandamientos entonces vamos a disfrutar.

Sin embargo, el track 5 (Phantom) divide las aguas. Aparece la propiedad privada y el origen de los males de la sociedad como explica un genovés muerto en Francia: J. J Rousseau. 1’ 55” empieza el bardo, la discusión, quién la tiene más grande. Y desde entonces el fantasma recorre el inframundo.




El track 6 (Phantom Parte II) agrega con los violines mayor color a la propuesta de Phantom I. Deja como un mero puente funcional al track anterior. Cuesta volver al minimalismo. Creo que la intensidad y la riqueza se pierde un poco con Valentine, track 7. El track 8 promete con nuevas vocales femeninas y se deja esperar hasta romper pero el tempo es lento… no pasa nada.

Finalmente llega, llega DVNO track 9. Los violines tirando siempre el agudo, las voces oscuras y luego filtreadas. El uptempo. Un punto álgido de esta “ópera disco” como la definen ellos, Gaspard y Xavier... Una estructura muy parecida a D.A.N.C.E que explicaría porque fueron los primeros cortes y videos. Deseamos que este tipo de tema se estire más porque realmente está muy bien logrado. Es de destacar sobretodo el solo de bajo oscuro el handclap y la beatmachine finales, ese diálogo es increíble y dura apenas unos segundos lamentablemente.

Todo se va al carajo la puta madre con el track 10, “Stress”. Impresionante, agotador, intenso hasta la médula. Ostinato de violines filtreados, sirenas, lavarropas. Pura máquina ciudad de las Máquinas-Matrix III. Esto es lo que queríamos y ahora no sabemos que hacer, dónde guardarlo, dónde correr. No apagues el tema, no bajes el volumen dejáte llevar por el Tren.

El video fue muy polémico, está en youtube y retrata un día de una banda de anarquistas franceses.

¿Dónde está mi sub woofer Papá Noel? Scaterred brain my friend. Scaterred brain.

Los últimos 20 segundos aparece Bach con sus perillas, su clavicordio, su melodía Parroquial. La cosa sigue bien el track siguiente, el 11 “Waters of Nazareth”. Mucho tremolo y revolver seguido de un buen Trance. Es imposible disfrutar esto en bajo volumen y con parlantes chotos. Comprate unos parlantes ya, no gastes guita en zapatillas o en una luz para tu mesita de noche.

Atención a la melodía 3’ 30”. Progresa por detrás algo que no va estar en el segundo disco donde esas melodías pasan al frente.

El track 12, último del disco deja entrever esto, el prog rock 70’s y Van Halen (por resumir de alguna manera, varios hablan de Led Zep, AC DC, Metallica) que va a aparecer al frente, limpio y directo. Anticipa sin quizá saberlo o conscientes de una nueva búsqueda que pedía concretarse (recordemos que los Justice cambian de sello para su segundo disco: Audio Video Disco). Los vientos de sintes asoman entre perillas que se giran a todo hasta esa brillantina ácida que generan los agudos al llevarse al máximo. Termina con ese primer minamilismo che patrón. Próximo Tren en 10 minutos.

lunes, 16 de enero de 2012


ENDTRODUCING... [1]

Por Pocho Sabogal
Electrónica. Río constante. Cascada de beats. Pasé del rock al jazz del jazz a la electrónica. El ritmo que empuja hasta la pared y la descubrimos de telgopor.

“Es solo una cuestión de perillas” decía Johann Sebastian Bach.

El drum n’ bass son los dos pilares de la filosofía existencialista. La melodía reducida a las octavas del muslo, los omoplatos y con un slide por la cuerda grave en “mi” desde el fa# a lo más agudo o al revés. Ese slide que imitan los moogs jugando con las frecuencias.

"Salgo de la cascada y con la afeitadora en la mano me debato entre afeitarme o cortarme la yugular” adaptación de una partecita de Ulyses de Jota Jota (James Joyce).

No hay nada en electrónica como las vocals. Las voces de ninfas haciendo yoga en las nubes, ninfas desnudas corriendo un antílope por los bosques de Ezeiza. Ninfas escapándose del Mc Donalds con su combo o su cajita feliz. Ninfas y Ninfos. 


  
Hermosos pectorales duros, pelo corto, barbas lampiñas. La electrónica me hace convertir en un Voyeur. Escapar de la piel porque veo piel en todos lados. Todo es una gran cortina tejida que late sutilmente.

Alex Delarge de la naranja mecánica sonriéndome. Me tiró un ácido en el té. ¿Qué carajo hago tomando té? Líneas rojas y blancas se me acercan se me alejan andando por la Gran Panamericana. El coche velocímetro desliza amortigua chicos ricos chicos pobres ¿Porqué no tengo mesita de luz? Fotos de triángulos, círculos, paralelas que burbujean espuma nueva, fresca luz fosforescencia entre pelotitas de telgopor. Enchufe, pulmón sample cinemateca rastrillo que recolecta neuronas en el hipotálamo.

El hipotálamo suele considerarse el centro integrador del sistema nervioso vegetativo (o sistema nervioso autónomo), dentro del sistema nervioso periférico. También se encarga de realizar funciones de integración somato-vegetativa. (extract from the Wikipedia).

La electrónica es material crudo. Pedazos de cemento, cañerías listas para el desagüe yugular, piedra maciza, acero inoxidable. La electrónica es la Arquitectura de la Estación de Tren fundada en el siglo XX. Todos los trenes ahora deben salir de allí. Y la luz ilumina a quienes esperan el próximo viaje.


[1] Disco debut de DJ SHADOW, 1996.

viernes, 13 de enero de 2012


BANDA: HOLA PENDEJA
ASUNTO: CRÍTICA DE SU DISCO
CERVEZAS: de 1 a 2.


Por Pocho Sabogal
El disco pensé que se llamaba  “Algo va a pasar” y era perfecto el nombre, la bata de Manuel de Barrio haciendo un tartamudeo prolijo que nos anticipaba para lo que se viene y lo que viene es un pequeño poema rioplatense-patagónico, una melodía directamente desde el universo. Digo “patagónico” siguiendo la definición que le dio a Patagónico, Karlheinz Miklin con su tema “Patagonia”… pero muy diferente claro! En fin el disco no se llama así pero acá te tiro unas palabras para que leas después antes o durante la escuchada que tenés que pegarle a este material.

Mientras escuchamos la melodía inicial de “Directo desde el universo” los Hola Pendeja nos dan un formato electro: trompeta con reverb, delay[1], guitarra tuneada que vende colchones de calidad Sueca (los mejores por si no sabían) junto con el bajista donde descansan los vientos, los colores de las teclas rhodes y el ya mencionado baterista.
Un batero que constantemente saca chispas cual carril de tren dividiendo nuestra mente entre la A-N-Siedad y el planchar la ropa mirando desde un 9no piso la lluvia caer sobre la ciudad de Buenos Aires.

Me parece que es un jazz muy moderno, y con esto quiero traer a nuestros cráneos gente como Jack Dejohnette, Bill Bruford, el argentino Luis Nacht y mucho de lo producido bajo el sello ECM. Miren las fotos de los discos de este sello y pueden también entender lo que yo pienso por “patagónico”.

Pero es un disco largo señores y señoras. Tamos hablando de un disco de 1 hora y 2 minutos. Hay mucho más que patagónico, hay un asunto con el cool acid jazz, y la versión funky de Mr. Clean (track 4) del compañero de H. Hancock, Freddie Hubbard (un joya de zapada). Este best seller viene con unas altas rimas de Cristóbal de Los Militantes del Clímax.

“Por la lleca” track 8, es como una persona vestida canchera que camina y vos de enfrente mientras te acercás le vas viendo primero los zapatos (la bata), después el pantalón (el bajo, Santiago Palazzi), la camisa (el teclado, Manuel Núñez), el sombrero (el guitarra Jonathan Vainberg tira una información muy interesante antes de los vientos) campera y/o joyas (los vientos, Benjamín Collins en la trompeta y Agustín Cosentino en el saxo tenor). Sin embargo después de ver el cuadro completo el tema va dejando cada instrumento casi por separado para que prestemos atención. Dejan sonando un poco la bata, el saxo, la trompeta con la guitarra, y varias otras combinaciones. Me imagino caminando por alguna calle que corta Corrientes cerca, pero no tanto, de la 9 de Julio.

“Despertando” track 6, me parece que fue grabado mientras miraban como 10 hermosas mujeres se levantaban de sus camas e iban al baño a tomar un vaso de agua. Mientras los Hola las ayudaban a despertarse o si las mujeres preferían seguir durmiendo las atendían y las devolvían hasta sus camas. Caballerosidad.
Las que se despertaron al final de la canción disfrutan de un día con poco tráfico, algunas bocinas (saxo), el bondi y el ritmo del tren (bata) que pasa o alguna protesta callejera lejana tan lejana que por eso no importa.

“Algo va a pasar” track 10 yuxtapone el tradicional walking del bajo y el jazz un poco más caliente con la misteriosa Buenos Aires-ECM. Las escalas del piano forman un laberinto que persigue un minotauro de nombre Asterión que se tropieza con las paredes al golpe del crash. El guitarrista muestra un acorde nota por nota, nos da tiempo para ver donde estamos, nos hace ver el minotauro como en sueños.



Las teclas clavinet, el ya mencionado rhodes y un piano clásico van colocando unos vitraux entre arreglo y arreglo. Durante los arreglos deja que los vientos metan una luz y se cree el espectro adecuado.

Mientras un Manuel va armando el vitraux hay que fijarse de no desequilibrarse con los ritmos del otro Manuel. Todo parece quedar claro entre ellos en los simpáticos “Yuyo I”, “Yuyo II” y “Yuyo III”. Es como si charlaran un poco en los vestuarios antes de salir mientras el equipo elonga.
En “Yuyo III” track 13, el bajo y la guitarra dejan de elongar y se suman a la conversación. A “Yuyo III” nos llevó un especie de duende con su saxo y su melodía solitaria jazz New York City (track 12 “Jampara”), una de las cosas más geniales de este disco que nos lleva al último trayecto. Nos va diciendo que lo sigamos que algo va a pasar por ahí, él debe conocer esas calles…

Para entonces hemos abierto la tercera birra que nos convidó el saxofonista y movemos la cabeza una vez más con “Dark y Happy (más uptempo que la versión de la Poogie Bell band)”. Esto sucede después de pasar por “El Castillo” donde nos recibió un excéntrico Duque, refinando y circense, un poco poeta, un poco mujeriego.

Finalmente, borrachos, nos quedamos para escuchar “Tercer Ojo” track 15, un piano sutil y acaramelado (estoy en una etapa salada pero estas teclas van) que va dejando salir de sus rincones una balada, un reprise con los solos de saxo y piano y la bata en aumento. El saxofonista y el tecladista cierran las cortinas y yo me voy por ahí.


CONCLUSIÓN: UNA BANDA JOVEN QUE TIENE MUCHA POTENCIA. UN ESTILO ARGENTINO QUE ENORGULLECE AL JAZZ LOCAL CON SUS COMPOSICIONES. SE ESPERA NUEVO MATERIAL CUANTO ANTES.

FIN



[1] En la casa del guitarrista una vuelta escuchamos con Mr. Pul al trompetista Erik Truffaz con su grupo. Un grupo post bop, acid jazz que agarra la tradición de Miles Davis en su etapa eléctrica y usa mucho un rhodes tuneado. ¿Una influencia? ¿Una comparación? Simplemente una anécdota.