HOLA PENDEJA EN AXOLTL 7/4/12
Por Pocho Sabogal
¿Dónde aprendieron lo que el otro día hicieron? Están haciendo
escuela por que por estos barrios la buena data escasea. Y ya lo sabés como el
crash te corta el suelo de los pies… No hay género más convincente que el Solo
de Batería camuflado detrás del efecto de desafine de las teclas de Hola
Pendeja, el bajo saliendo de un buen ampli Ampeg la viola de un Marshall
dando por terminada la faceta George Benson del primer año en una escuela de
jazz, la trompeta ajustada y precisa y el saxo empezando a mostrar que los
rieles de su metal se oxidan con un fuerte viento y así llegan nuevos e
intrigantes sonidos.
El recital de ayer de Hola Pendeja en una de las casas de la
cultura, un headquarters de Zona Norte como es Axoltl, fue uno de los mejores
hasta la fecha. Rebosante en dinámicas de por momentos dúo o trio junto con el
uso del silencio sincopado al mango logró y destornilló un par de cerebelos y
cueros cabelludos por ahí. El trote de manada de caballos del clásico solo de
batería que apunta hacia la abrumadora sensación de estar debajo de las
cataratas del Iguazú con todo el chorro en los hombros, se presenta aquí de
otra manera. Claro que Hola Pendeja no presupone el groove como mucho de lo más
nuevo de hoy en día que apunta a poder encontrar nuevos grooves fríos, una
suerte de post-groove music. Por otro lado sin embargo, no son condescendientes
con oídos buscando un swing o un bebop tanguero o nerd. Ellos plantean la pampa
chaco bonarense de la manera que se va armando, y si hay repeticiones de
estilo, es claramente un estilo propio.
El tecladista no pone caras raras al pasar de un sonido de
teclas a otro, sabe que todo viene del mismo tejido nervioso sagrado. El
Hammond ta pegado al contrapunto de la batería, literalmente pegado, ya que el
platillo crash lo tenía casi cortándole el bicep derecho (el que lleva la
sangre para solear).
La chancha de la bata cachetada a la mejilla fresca mal
acostumbrada: ¡qué bien les sienta el invierno a la Hola Pendeja!
Se dieron el lujo de un tema cantado por el bajista
(cantante de la Agrupasión Pazión y Los Bradley) en un inglés sin alardes, preciso y buscando la
cadencia (dejada de lado por muchos) por sobre la esencia (lo esencial tan
vendido como la posta hoy en día que ya nadie sabe que es). La trompeta y la
voz compartiendo el mismo micrófono…
Fue una de las mejores fechas porque, el disco que hicieron
cada vez queda más lejos, pero no como algo reprimido, crudo o imperfecto (cf. Crítica del disco, la primer
publicación del blog), sino como aquel primer portazo, aquella primera corrida
para alcanzar los esquives del colectivo que los llevaría más lejos, muchos más
lejos que Puente Saavedra, Avenida de los Constituyentes, Necochea o Montevideo.
Ahora el colectivo frena en todas las paradas y ellos suben
y bajan y llegan a tiempo.
La viola cada vez conjuga más el juego de su volumen con su
estilo de decir por encima de lo que está pasando.
El saxo, la trompe, el hi-hat, el efecto marca registrada
del tecladista, la guitarra marcando acordes que se diluyen en pequeños solos
(hasta que nace el solo principal), y el bajo grueso y que tira los dobleces,
los fills y la magia justo ahí donde no sabíamos que lo estábamos esperando…
Todos siguen armando grandes melodías y rítmicas que se dibujan y desdibujan en
el retrovisor de la retina del ojo y así Hola Pendeja crece, progresa y va
hacia adelante.