miércoles, 27 de junio de 2012


¿Te parece mal que...

¿Te parece mal que haya un árbol palo borracho justo
Adentro de Alcohólicos Anónimos?

¿Te parece una enfermedad ser alcohólico?
¿Sentís el frío de la soledad al decirlo o sentís el calor
Nauseabundo o no sentís nada?

Espero que no sientas nada porque no creo que sientas nada
Alguien como vos.

No te señalo porque estás muy cerca, no te señalo porque
Justo ayer limpié el espejo y tengo miedo de ver una cara
Conocida.

Sería tan fácil ser elocuente y auténtico.
Garcharías sin pensar en tu ex novia gimiendo y mordiéndose
Los labios y el brazo izquierdo porque
La tenés debajo tuyo y tus gotas de transpiración caen en
Su piel.

Sería tan fácil andar por ahí en un barrio sin máscaras…
Un amigo me dice que “San Isidro es un barrio de militares”
Me dice también “Monsanto es el rey de las semillas, es el anti cristo”
Y después agrega “buen tampoco para tanto, ¿pero te das cuenta lo que hacen
Con los alimentos?”

Y yo soy el boludo que va con la bicicleta esperando
El abrazo final del viento y las palabras secándose en
En el vientre de las hojas.

Me cansé de escuchar bagatelas de sentirme fuera de lugar
¿Acaso nadie lee los clásicos? ¿Acaso a todo el mundo
Le chupa un huevo lo que pasó en Woodstock en 1969?
La verdad que llegué a la conclusión de que me chupa
Un huevo lo que piensen de mí. Yo ya sé lo que pienso de vos.

¿Cómo se supone que uno puede hablar cuando te enseñan a callar?

Silencio te dice el espejo.
Silencio te dice el cuchillo del pibe chorro que tenés suerte que no sos vos.
Mientras vos te cortabas las uñas con el pie encima del bidet él afilaba
La punta de la navaja con un adoquín del barrio.

¿Y vos te crees especial? ¿Vos te merecés lo mejor?

No hago apología de nada solo dicto lo que los caracoles
Interiores de mis dedos pujan por hacerme saber.
Lo que esos caracoles lentamente dentro de su cáscara
Abierta me llevan agarrando pasacalles y boletos de ida y vuelta.

Lo que esos caracoles bailan cuando fumo natura marihua

Rimar no cuesta nada. Vivir cuesta la vida.

Y no me digan desencantado, por allá anda mi amorcito
Me vine acompañado. No soy trapo sucio de piso viejo
Más sí, manta agujereada por los encendedores torpes del boliche.

Acá estoy ofreciendo con la palabra lo que otros
Me ofrecieron con sus ojos y sus manos.

Ya me fui.



Pocho Sabogal

lunes, 18 de junio de 2012


CRÍTICA DEL DISCO: TROPICAL SOSPECHOSO
BANDA: POROTO SUPREMO
SÁBADO 15/6/2012

“Hay una poca de gracia y una copa de dubitación”
Verso del tema: Garchemos en la selva después de escuchar esta canción. (PS)

Por Pocho Sabogal
Sospechaba algo. En una semana tan extraña de tantos climas, sospechaba algo. Finalmente llegó el disco debut de la banda del conurbano Poroto Supremo: Tropical Sospechoso. Y claro, estos muchachos sospechan de todo y juegan con las palabras (sospechan de su poder referencial) para tejer un gran mundo imaginario. Son tejedores de sueños como define Laurent Tirard[1] a Almodóvar y a David Lynch.

“Tropical Sospechoso” quizás porque nuestro país tiene un clima cambiante, y lo tildan de tropical por estar cerca de Brasil y Paraguay. Por otro lado, lo podrían tildar de sospechoso por estar lleno de sospechosos y “sos pechosa mi amor” para parafrasear el lenguaje de “los chicos de hoy”.
¿Los temas son los mismos o no?: mujeres, música, desamores, sueños, personificaciones (o mejor dicho, metamorfosis).

Sospechaba que iba a ser bueno y lo fue. Grabado en el verano, Enero de este año, los Poroto traen 6 tracks donde muestran su imaginario y despliegan sus duendes, ofreciéndolos insistentemente, sobre nuestro jardincito.
La posibilidad de grabar como se debe, en este caso, en estudios ION, les da cancha para enderezar las borracheras de aquellos bares donde gritábamos entre todos “Supremacía Poroto”. Ya no hay que correr a comprar cerveza porque arranca el tema, ya no hay que eructar para abajo para no embocarle en la jeta a algún espectador, estamos listos y nos enchufamos.

Un disco que promete desde el inicio (acordes iniciales de guitarra pasados por phaser) visiones diablescas y chiflidos de angelitos culones. El disco se vale de un aire de tango a despecho y a garganta trabada, con los unísonos entre piano y bandoneón (el bandoneón siempre a su rubato[2] propio interno) y las letras que trapean las orillas de este río platino que gritamos desde Misiones.

En el track 2 “Jackie Chan” el sonido de la guitarra prevalece, pero cuéntase otra historia esta vez. Sintiendo el trémolo natural del bandoneón, viajamos con la voz “hacia aquella fantasía, esa que ocurriera en la lejana China”. Nuevamente surge un personaje de ensueño, de habilidades sobrenaturales, ajeno a este mundo occidental que nos barajan desde arriba. Las teclas nuevamente, como en el track anterior, entran para descollar la hipnosis reinante que gracias a la Supremacía mantienen el bajista y el batero. Un ritmo de marcha de formación y de balada de cumbia. Así las palabras se asientan en el vacío, donde por momentos, surgen estrellas fugaces de la mano de una segunda guitarra, pequeños punteos, pequeñas estrellas sobre el firmamento.
Jackie Chan viene desde la infancia fines de los 90’s y principios del 2000, mostrando una feliz unión globalizada: las tres películas, creo que hay 4, de Rush Hour. Un afroamericano, Eddie Murphy y un oriental basado en Los Angeles (el compañero Chan[3]), salvando a Estados Unidos de problemas “de escala nacional”. También hoy, entre turistas y promesas de inversiones, promete la “lejana China” salvarnos, en este caso a nosotros argentinos, pero no con un karateka bonachón claramente.

¿A quién se la pone Jackie Chan?

Hay un mundo de sonidos de arcade (Pacmans sueltos andando por nuestras neuronas sabrosas) que descuellan desde la elección de teclas de Sancho Poison que prioriza el sonido, el caos, el Monk, el revuelco contra el adoquín, antes que el Nord Electro, el teclado caro que venden en los shoppings. Claro que está el piano de cola que enfunda los telones de fondo (arpegios en por ejemplo el track 4) entre dos guitarras y una batería corpulenta… una batería que como un ogro avanza hacia nuestro espejo… un redoblante sin las alhajas que nos añeja en un espiral descendente. ¡oh bello circo que erigen estos muchachos!
La voz susurra cada tanto ese “Jackie Chan” que vestíamos de niños, que jurábamos ser para salvar alguna princesa, que jurábamos ser para salvar hasta el mundo de la terrible debacle.

El track 3 es una cumbia bailantera, con sus momentos de psicotrópicos y su momento de épica de ceviche y algo más. Los nombres de ¿las personas-personajes? llamándolos para invitarlos a la bailanta, a ver si vuelcan el vaso, si mantienen el ritmo y siguen el paso. La melodía inicial que entrecruza la cumbia con el tango… Cuántas olas trae el Río de la Plata si uno le canta con amor y pecho y no mirando para abajo sin comprar el choripan.

Poroto Supremo iza las velas y rema por los caudalosos riachuelos de este mundo posmoderno. No dan explicaciones de porqué uno puede transformarse en estatua (track 6), ni pierden de vista la veracidad de que repetir es convencer (track 1), en otro orden de las cosas: repetir es olvidar y olvidar es soñar.

“Garchemos en la selva después…” (track 5) es una cumbiancha entre épica y cargada de puerta de baño que se abre pa cualquier lado. Hay que subirle el volumen y sacar el ceviche de la heladera que ya está listo.

Después del garche de la selva y el pescado que besamos, los frenéticos “no sé no sé no sé”… quedamos re duros como una estatua. ¿El placer y el agite nos lleva no?

La estatua grita finalmente, como el Don Juan de Molière que conoce su destino final por mano del convidado de piedra. Hacia infiernos vamos perseguidos por tenedores con dos patas, hambrientos y sedientos.

Claramente el bajo del minuto 3.31 del track 6 tiene hambre.

Y así ocurre la deconstrucción definitiva de este disco. Como si nunca hubiera existido, desaparece, intenta desvanecerse. Es el sueño que se volvió pesadilla. O más bien, la duermevela que hace temblar el cuerpo, en los mejores casos, lo hace transpirar, lo hace perderse en un callejón que se parece a uno que conocemos pero, pero hay algo que cuelga del techo, de un árbol, o de nosotros, hay algo que cuelga que lo hace distinto.

Si no amás la duermevela no amas la vida ni conocerás la muerte cuando te llegue.

 Acá el link. El arte de M.G. Bollati y Flouer Cirone te corta a la mitad, porque "el arte es un jedi". Cuidado: http://porotosupremo.bandcamp.com/album/tropical-sospechoso





[1] En su serie de entrevistas a directores de cine: “Lecciones de cine”. Ed. Paidós, 2010.
[2] Robado en italiano. Expresión que designa la manera de tocar una partitura, una frase. Un tiempo cambiante, fluctuante y a criterio del ejecutante. Si sospechás del rubato, escucha “Laurentide Waltz” de Oscar Peterson.
[3] Su apellido encierra el suspenso, los sonidos que usan los cómics para los efectos especiales o de pelea.

jueves, 7 de junio de 2012


ASUNTO: FARFA LA VENDETTA
GEOGRAFÍA: AL NORTE DE PUENTE SAAVEDRA

Por Pocho Sabogal
Es difícil hablar sobre un disco. Hay mucha gente que le pagan para decir “lo recomiendo está muy bueno” y nada más, ni siquiera intentan, ni siquiera se animan a tratar de proponer un lenguaje que busque su fuente: palabras que solo remiten a sonidos que son producto de una música mucho más allá de la palmada en la espalda (aunque esta viene incluida).

Farfa La Vendetta no necesita mis palabras pero yo necesito encontrar la fuente de las que vienen encarrilándose por estos rieles blancos de esta página. Las palabras son dobleces negros, como las sombras que producen los pétalos de un jazmín.

Un trío que la rompe. No deja ningún rastro de facilismo groovero, ningún condimento marketinero que diga, “en realidad nos gusta el jazz pero…” No importa qué género ni el virtuosismo de pera erguida y pecho inflado: cuando se toca bien se toca bien. Tocan ajustados y precisos. Los solos se extienden sin problema, para los del fondo que llegaron tarde, aún quedan compases para disolver el ego y ser feliz.

Hablo “por ejemplo” de los solos de bajo de Cíclico, de Tipatinas, Guarda la zanja. No sé quién inventó eso de “por ejemplo” pero ahí está, cual vestido de fiesta de quince: nuevo pero tradicional.

La guitarra se mantiene fiel a su propia voz durante todas las canciones, saturando un poco allí o allá, diciendo, los vasos rotos los limpiamos después: la limpieza es cuestión de coordinar. La intimidad de este trío que suena como trío pero no cansa como trío me da la feliz sensación y certeza que el trío de guitarra, bata y bajo tiene mil posibilidades.

¡Kenny Burrell!

Quizás el momento más álgido sean esos compases (a los 20 segundos) ¿trágicos? Donde la pregunta ganó a la respuesta o donde la respuesta es tan de corazón que tenés que tirar tu resaltador. Estoy hablando del track 3 “Guarda la zanja”. ¿Serán los compases donde el pobre trovador cayó en la zanja y perdió las riendas de su vida? El tropiezo tragicómico que esboza una sonrisa para luego atarse los cordones…

La bala del track 4 sigue los aires del soul jazz, George Benson (o algunas dinámicas de los organistas Jimmy Smith, Jackie Mc Duff) y cuadra sin problemas mostrando como el trío se desplaza sin problema por distintos platillos.  Por detrás corre el ghost stroke del redoblante, el bombo llevando el anuncio allá adelante, alisando el terreno para que el bajo y la guitarra vayan cortando el césped y calmando las ansías.

Dinámicas como riffs al unísono y la propia mezcla de melodía y acordes planchados con la distorsión que cruje su fritura desde dentro del parlante mantienen una constante a lo largo de la esucha de todos los tracks.

La reversión de Jungle Boogie que se tira hacia atrás como si anduviéramos en una moto y claro, la aerodinámica no funciona bien, o mejor dicho, funciona mejor porque nosotros podemos poner cuerpo al asunto. En algún lado permanecen sin embargo esas voces, esos jadeos funkys de 1973. Ya en nosotros o en Farfetta, están sobre la mesa.

Tracks que piden volver a escucharlos porque además de su belleza, además del swing, que en ningún momento se pone en jaque, uno siente que se le pierden cosas, ¡y son sólo 3 instrumentos! Volver a escuchar y dejar que las melodías y los arreglos vayan esculpiendo la memoria del oyente, como las tomas de las películas de Scorsese, pero de día. ¿Se entiende? O mejor: la película Round Midnight pero en vez de en París, un poco más al sur. No sé, supongo, la verdad jamás podría estar seguro pero de última, tomamos otro bondi hacia donde esté sonando eso que estamos buscando en nuestro cerebro.

Desde el primer tema vemos cómo el uso de los silencios es fundamental y nos atragantamos pensando que será allí o allá. Pero ya dije, estos pibes tienen su propio groove, lo arman a su manera y se va armando solo, no siguen las reglas. El primer track lo muestra ahí antes de que se suelte el solo de guitarra. La batería divide los caballos de los domadores. Ensancha las herraduras hasta volver a dejar a los caballos perseguir a los domadores. No sé dónde leí que es al revés…

Me despido de este relato cronológico de una escucha, de una manta sobre las piernas porque hace mucho frío, de muchos vasos de coca cola y una tarta de zapallito.

Y para los otros ¿periodistas? ¿amantes/escritores de la música?:

“No cantes sobre tu borrachera, cantá borracho”.

…En todo caso, si están en sus cuartos, maréense un poco antes de escribir, ténganle miedo al error pero equivóquense.